Última actualización 21 agosto, 2020
Los procesos independentistas son sumamente complejos, con una intervención importante de historias y personajes. A continuación, como en ningún otro sitio, presentamos independencia de México: resumen, personajes, mitos, causas y consecuencias.
Independencia de México 1810 a 1821
Tres siglos de yugo español son destruidos en 11 años de cruenta lucha. De esa manera se puede introducir el complejo proceso independentista mexicano, que como todos los de la región es intrincado, con sucesión de personajes, modificaciones de intereses y contradicciones que muchas veces, tarde o temprano, estallan. México, suele decirse, encontró un perfecto marco para sus ideas de autonomía e independencia en la misma ilustración y las revoluciones liberales del siglo XVIII, ya que gran cantidad de sectores iluministas comenzaban a cuestionar la relación colonia – metrópoli, Nueva España- España, en donde muchas veces los últimos se veían perjudicados, dejados de lado o tratados como ciudadanos de segunda ¿Ellos no eran hijos de europeos? ¿No podrían atender mejor sus asuntos que los advenedizos de afuera? Un buen ejemplo de ello, previo a los actos de independencia, es el fray Melchor de Talamantes, quien había desperdigado escritos subversivos a favor de una autonomía de la Nueva España, ya que, en definitiva, los españoles no se encargaban bien de sus colonias y la potencial nación que surgiera contaba con todos los recursos para su sustento.
Lo cierto, sin embargo, es que un hecho foráneo fue un enorme estímulo para todas las colonias españolas en su lucha por la independencia, entre ellas México: la ocupación francesa de España en 1808. Esta desencadenó una gran lid política, ya que tanto Carlos IV como su hijo, Fernando VII, abdicaron en favor del belicoso Napoleón Bonaparte, quien dejó la corona española al denominado luego «rey intruso» y su hermano, José Bonaparte. Sin rey, ¿qué se podía hacer? Desde ese preciso instante se comenzaron a percibir en México intentos protorevolucionarios: el golpe de estado apagado contra el virrey novoespañol José de Iturrigaray en 1808, la conjura de Valladolid en 1809 con sus integrantes puestos en prisión y un año después los Conspiradores de Querétaro, que se suele comprender como un antecedente inmediato de la independencia mexicana.
Pero en México todo inició con el Grito de Dolores, un 16 de septiembre de 1810, cuando la muchedumbre dirigida por el cura Miguel Hidalgo y Costilla peleó con más pasión que estrategia y bajo el estandarte guadalupano. Era el México profundo, el de los campesinos y originarios que no solo conocían de la esclavitud y el yugo español, sino también la del criollo con maneras europeas y también el momento de hegemonía de ese famoso prelado que muchos catalogan como el Padre de la Patria. Este primer período, según una gran cantidad de historiadores, se puede cerrar en la batalla del Puente de Calderón, donde cien mil insurgentes (un ejército nunca antes visto por sus dimensiones en suelo mexicano) fue derrotado por los realistas del temible Félix María Calleja. Junto a Hidalgo, se encontraban figuras como Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo. Esto puso fin a la insurgencia de Higaldo, que poco después fue capturado y fusilado.
Las figuras en este proceso complejo se suceden, porque muchas cayeron y otras tomaron su lugar. Lo claro es que si en un principio la lid mexicana se centraba en la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias (se conoce eso como la máscara de Fernando), sin embargo, mucho de sus líderes luego asumieron posturas mucho más radicales como la abolición de la esclavitud. Así podemos introducir esa enorme figura de la segunda parte de la independencia mexicana, patriota, militar insurgente y también sacerdote, José María Morelos y Pavón. Desde 1811 a 1813 los insurgentes tuvieron algunos triunfos, como en la región de Cuautla (Morelos actual), donde se rompió un cercó realista que duró días y en el sur, tanto en Acapulco como en Chilpancingo. En este período se gestionó el Congreso de Anáhuac, dándole al movimiento insurreccional un marco legal propio, a partir del llamado de las provincias independentistas y en donde Morelos redactó el famoso escrito Sentimientos de la Nación. Tras unas derrotas, esta gran figura, encomendada por el mismo Higaldo para la lucha independentista, es capturado por realistas y fusilado. Aquí culminó otra etapa.
Lo que sigue es una gran etapa de desorden en los sucesos independentistas, ya que de algún modo el movimiento se redujo a una simple guerra de guerrillas. Había una carencia de mando con la muerte de Morelos y los realistas, aprovechando esa situación, lograron rehacerse y recuperar la ofensiva. La situación era bastante desesperante: hacia 1820 solo quedaban núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra madre del Sur y Veracruz. Se podía decir que técnicamente los leales a la corona habían ganado la guerra. Pero, de todas maneras, en este período que suele conocerse como la resistencia, la gran piedra en el zapato realista fue Vicente Guerrero, una figura que muchos se atreven a emplazar como aquella sin la cual la independencia de México no hubiera sido. Este hábil militar y enorme conocedor de los pueblos originarios, se enfrentó en batallas a Agustín de Iturbide, adicto a la corona española en esos entonces, y lo venció.
En este período final de la independencia mexicana fue vital el famoso trienio liberal en España, con su rehabilitación de la Constitución de Cádiz. Muchos realistas criollos no se vieron identificados con esta última, la cual disponía la soberanía en la nación y no en el rey. Por lo tanto, como esto dañaba los intereses de los mexicanos que apoyaban la monarquía, culminaron aliándose con la insurgencia. El encuentro entre Guerrero e Iturbide, en el famoso abrazo de Acatempan, allanó el camino hacia la independencia en 1821. El resultado fue el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones rebeldes y contó con el apoyo del clero y la aristocracia de Nueva España. Unos meses después fue ratificado por los Tratados de Córdoba. El cierre de esta historia dramática es conocido: México obtuvo su independencia un 27 de septiembre de 1821. El Ejército Trigarante (por las tres garantías que eran unión, independencia y religión) ingresó triunfante de la mano de Iturbide y Guerrero a la Ciudad de México ¿Un dato curioso? Aunque perduró poco en el tiempo, México fue la única nación que adoptó un régimen monárquico luego de quitarse el yugo español.
Personajes de la Independencia de México
Miles y miles de personas han intervenido en el proceso de independencia mexicano y, sin embargo, pocos han quedado verdaderamente en la historia. A continuación hacemos una breve reseña de los principales.
Miguel Hidalgo y Costilla
A este personaje se lo suele disponer, más allá de los revisionismos actuales, como la figura principal de los primeros pasos de la independencia. Fue un sacerdote y revolucionario novohispano, versado en letras francesas y conocedor de los pueblos originarios, por lo menos de su región. Una persona que entendió lo que significaba las Abdicaciones de Bayona, que representó a su manera a las castas más marginadas de su lugar y que no dudó en participar en el movimiento independentista una vez que Ignacio Allende lo invitó (para la actualidad, una amistad poco amistosa). Luego del Grito de Dolores, un 16 de septiembre de 1810, que se entiende como el inicio de la independencia, lideró un ejército de miles de personas, tomó la Alhóndiga de Granaditas y se desempeñó en las batallas de Monte de las Cruces y Puente de Calderón. En mayo de 1811 fue capturado por los realistas y tras un juicio militar y eclesiástico fue fusilado un 30 de julio de 1811 en Chihuahua.
José María Morelos y Pavón
Denominado también Siervo de la Nación, fue un sacerdote, militar insurgente y patriota novohispánico. Si se quiere es la figura principal del segundo período, en un esquema clásico, de la independencia de México. Comisionado para la lucha en el sur de México, se encargó de tomar ranchos y ciudades, quizás con la participación en sitio de Cuautla como su hazaña militar más famosa. Luego de sobrevivir a un cerco de 72 días impuesto por las fuerzas realistas, Morelos logró escapar y organizó el congreso de Anáhuac, primer cuerpo legislativo de la historia mexicana donde presento los Sentimientos de la Nación (para algunos un escrito explosivo independentista; para otros un pasquín católico). Se lo consideró siempre con cierto nivel intelectual y buen estratega, además de contar con tanto valor que el mismo Napoleón había dicho que con cinco hombres como él conquistaría al mundo. Tras una serie de derrotas fue capturado en 1815, juzgado por la inquisición y fusilado un 22 de septiembre del mismo año en San Cristóbal Ecatepec.
Vicente Guerrero
En un proceso tan largo como la independencia de México, es lógico que se sucedan distintas figuras, sobre todo si las precedentes, en esa narrativa que se crea para contar, fueron muriendo. Vicente Guerrero en gran medida llenó el enorme vacío que dejó Morelos en la insurgencia. Hombre de cerros, de cercanía con los pueblos aborígenes y un militar implacable, fue la figura principal de ese período que se conoce como resistencia. Iturbide fue derrotado por las huestes de Guerrero hasta que finalmente el primero se cambió de bando y se aliaron, en lo que se conoce como el Abrazo de Acatempan. Luego con el Plan de Iguala y la formación del Ejército Trigarante se allanó el camino directo hacia la independencia de México. Guerrero participó en el famoso sitio de Cuautla, la batalla de Izúcar (se distinguió en la misma), la toma de Oaxaca y otras. Ya con México obteniendo su independencia, fue miembro del Supremo Poder Ejecutivo, ministro de guerra y marina y además ocupó de manera breve la presidencia del país del 1 de abril al 17 de septiembre de 1829.
Agustín de Iturbide
Sin lugar a dudas una figura polémica, una persona a la que muchos estudiosos tildaron como aquel que estuvo siempre donde más le convino en ese momento. Y este militar y político mexicano de algún modo lo demostró en su trayectoria: cuando la independencia inicio militó de manera abierta en el bando realista; durante el trienio liberal español y en plena lucha contra Vicente Guerrero cambió de bando. Para muchos el motivo fue que no compartía posiciones con la resurgida Constitución de Cádiz, abiertamente liberal, y que no establecía su soberanía en un rey, sino en la nación. Si se observan los sucesos posteriores, esta explicación es verosímil. Lo cierto es que Iturbide fue vital en la formación del Ejército Trigarante, la proclamación del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, que lograron consumar la independencia mexicana. Tras ese suceso, Iturbide se declaró emperador de México, travesía que duró solo dos años, ya que tuvo que abdicar debido a las fuerzas federales de la nación. Murió fusilado en 1824.
Causas de la Independencia de México
Las causas de la independencia de México en verdad son variadas. Internas y externas, de tinte político, económico y cultural; un proceso tan complejo deviene de una multiplicidad. Y, sin embargo, a continuación enumeramos algunas de ellas.
- Las luces estaban cercanas: Todos los pensadores iluministas y las revoluciones recientes como la francesa, la norteamericana y la haitiana habían servido como una suerte de influjo para las clases criollas intelectuales. Las ideas de autonomía, libertad, independencia, ruptura con el orden monárquico, entre otras, eran fuertes. Muchos individuos en el nuevo continente se preguntaban y reflexionaban sobre la situación de las colonias y las bonanzas que sin lugar a dudas se obtendrían con una ruptura con la metrópoli. Aunque sabemos que la idea de ruptura era variada según los actores políticos del momento (en México eso tenía significados muy distintos para el veleidoso Agustín de Iturbide y para Morelos e Hidalgo, por ejemplo).
- Estratificación social: La sociedad novoespañola no era simple ni monolítica, sino una teñida por desigualdades que perdurarán durante toda la historia mexicana. Españoles, criollos de maneras europeas, campesinos, pueblos originarios, negros y a eso añadirle cuestiones económicas como la presencia de latifundios, expropiación de tierras aborígenes, el sistema tributario, la riqueza del clero, entre otras. Esto explica perfectamente como los procesos independentistas son focos que en conjunción logran grandes objetivos, pero que en el análisis puntilloso lo que une a diferentes sectores es algo sumamente momentáneo y que puede culminar en cualquier momento. Entre el Congreso de Anáhuac con Morelos y el Plan de Iguala de Iturbide, hay un mundo de distancia en cuestiones de reclamaciones o, dicho de otro modo, comprensiones distintas de lo que significaría en su total la independencia.
- Las abdicaciones de Bayona: Semejante causa es importante y casi omnipresente en todas las independencias de repúblicas latinoamericanas en estos años. La razón es simple: la invasión de Francia con Napoleón Bonaparte a España y la obligación en la abdicación del trono tanto para Carlos IV como su hijo y sucesos Fernando VII conllevó que José Bonaparte fuera una suerte de monarca intruso. Bajo estas circunstancias las colonias vieron una excelente oportunidad para comenzar a obtener su independencia, más allá que en un principio era simplemente una autonomía frente a la invasión francesa y una suerte de apoyo a la corona española.
- Estados Unidos y los salones: Estados Unidos era un ejemplo demasiado cercano geográficamente hablando de lo exitosa que podía ser una revolución frente a la metrópoli, así que no se duda de su incidencia en México. Asimismo, los salones, como en muchos otros lugares, eran sitios en donde se discutía, se hablaba de ideas independentistas; es decir, se formaba la opinión pública (tampoco hay que dejar de lado aquella producción de textos subversivos como los de fray Melchor de Talamantes).
Consecuencias de la Independencia de México
La independencia de México trajo como corolario una buena cantidad de realidades y sucesos nuevos que se deben tener en cuenta para dimensionar semejante proceso.
- Una sociedad menos desigual: Lograr la igualdad en la sociedad es casi un objetivo asintótico, pero de todas maneras presente en las ideas claves independentistas mexicanas. Con esto no queremos decir que este proceso las eliminara, pero sí muchas de las antiguas castas sucumbieron. Por ejemplo, antes de la independencia de México, solo los españoles podían ejercer cargos públicos importantes, mientras que para los criollos, que sí podían adquirir tierras, esta posibilidad estaba vedada. Hidalgo y Morelos son dos enormes frutos de la lucha de México contra la terrible desigualdad social, porque justamente representaban las castas más pobres y marginadas. Con la independencia la desigualdad siguió existiendo, pero es cierto que aparecieron otros modos de movilidad social, impensados en el pasado, como la educación y la carrera militar.
- Crisis económica: La memoria colectiva suele quedarse con la gesta independentista, pero pocas veces se analiza en profundidad la consecuencia económica de semejante proceso. México terminó en una situación de pobreza, con gran cantidad de personas muertas, campos quemados, ganados reducidos, plantaciones abandonadas y zonas de extracción de metales destruidas precisamente por la guerra (sin dejar de lado los años largos de expoliación española). Los primeros pasos, por lo tanto, fueron difíciles, con fuerte emisión de dinero, inflación y depreciación de la moneda local.
- Crisis política: De algún modo se dio a entender en el apartado de las causas: diferentes sectores unidos, en un momento determinado, pero con ideas totalmente distintas de la independencia, fueron los que ayudaron a quitarse el yugo español ¿Pero una vez obtenido eso? Desavenencias que se representaron en crisis políticas e institucionales. Un buen ejemplo de ello es que Agustín de Iturbide fue emperador durante solo dos años hasta la proclamación del plan de Casa Mata y la instauración de la república federal en 1823 o que desde 1821 a 1880, 61 personas tomaron el cargo del país.
- México una monarquía: No es solo producto mexicano la inestabilidad de los primeros años de una nación (otros países como Argentina, Colombia o Venezuela son buenos ejemplos de ello) ni tampoco la división entre monárquicos y republicanos; pero lo que si fue algo privativo de dicho país fue la adopción como primera forma de gobierno de una monarquía. Sí, Agustín de Iturbide solo durante dos años fue literalmente un emperador.
- Constitución de 1824: Otra de las consecuencias de la independencia y luego del devaneo imperialista, fue la constitución federal de 1824. México se organizaría en 19 estados y cuatro territorios, con un poder tripartito clásico representado por el ejecutivo, el judicial y el legislativo. El presidente estaría en el poder durante cuatro años y la religión oficial única del país sería la católica.
- Abolición de la esclavitud: Aunque esta reclamación era absolutamente legítima para muchas personas ya en aquellos entonces, lo cierto es que había un sinnúmero de intereses que se oponían a la misma (Iturbide lo vivió en carne propia). En definitiva, la guerra por la independencia había dilatado la abolición de la esclavitud y era considerado por muchos reacios meterse con la propiedad privada. Sin embargo, la constitución federal de 1824 estableció que ningún ciudadano de suelo mexicano sería tratado o vendido como esclavo.
Mitos y verdades sobre la Independencia Mexicana
Cualquier nación que emerge al mundo construye su historia y su identidad, lo cual a veces conlleva a cierta mitificación, que se plasma en el imaginario colectivo; pero que también puede derrumbarse. La independencia de México no escapa a ello, por lo que a continuación se cuentan algunos mitos y verdades.
- Es un mito que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo tocara personalmente la campana de Dolores, para llamar al pueblo a que se levantara contra el yugo español. Como no había una cuerda tan larga para tocarla desde el atrio de la parroquia, el Padre de la Patria envío al sacristán para que lo hiciera.
- Es mito que el cura Hidalgo fuera un hombre justo, puro e incapaz de cualquier exceso. En verdad, lo más lógico, como toda subjetividad de su época, era un tinte menos angelical y así lo declaran hoy muchos historiadores revisionistas. Se dice que al ver el poder de convocatoria de su ejército se hizo llamar «Alteza Serenísima» y dispuso tanto de hombres como de vidas a su antojo. Incluso se dice que Allende, al ver esta megalomanía incontenida, trató de envenenarlo; pero nunca logró su objetivo.
- La bandera de México no surgió gracias a que Iturbide la mandara a confeccionar, con franjas diagonales y una estrella en su interior, sino que era la famosa trigarante, que daba cuenta de las tres garantías: verde independencia, blanco religión y rojo unión.
- No es absoluta verdad que la independencia contrajo al instante un país más justo y flexible, justamente por haber derrotado a la monarquía española. Lo cierto es que el cambio fue tan moderado que el primer régimen político propio de México fue una monarquía autóctona y las diferencias sociales, en gran cantidad de casos, se mantuvieron (algo que explica muy bien a la misma Revolución Mexicana).
- Los Sentimientos a la Nación, escrito por José María Morelos y Pavón no sería para muchos un texto explosivo en lo independentista, sino básicamente un arrebato religioso que aclaraba que el único credo del país era el católico, que se le debía respeto al Papa y que no tenía que haber tolerancia a otro pensamiento.
- No hubo nunca un carbonero que recibió órdenes de Hidalgo para prender fuego a la puerta de la Alhóndiga de Granaditas; es decir, fue una ficción construida para unificar clases sociales. Había obreros y campesinos, pero nunca uno que se distinguiera por un acto de valentía con piedras sobre su espalda.
- El cura Hidalgo para muchos terminó su vida con sus sacramentos retirados y considerado persona no grata para la Iglesia Católica. Nunca fue así, porque en verdad el caso de Hidalgo y Costilla nunca llegó al Vaticano.